El Complejo Asistencial Clínica Santa Teresita (CACSTAC), ubicado en el municipio de Bocoyna, Chihuahua, y que está a cargo de los jesuitas, cambió de director general el pasado 23 de julio. Con un ritual rarámuri que duró hasta la tarde del día siguiente, despidieron al padre Miguel Quintanilla y dieron la bienvenida en el mismo cargo al padre Enrique Mireles.
Eva Pérez, coordinadora rarámuri de promotoras de salud comunitaria de la Clínica Santa Teresita, narra en una crónica la ceremonia que le tocó dirigir junto con su comunidad frente a tres cruces, ofrendas y velas colocadas en un espacio al aire libre.
Por Eva Pérez
Me tocó dirigir (a compañeras rarámuri y religiosas) hacia los cuatro puntos cardinales para estar en contacto con la madre tierra, antes de que saliera el sol.
Fue muy bonita la fiesta toda la noche, hubo danzas y pascol (baile tradicional rarámuri). Primero se entregó la bandera de la paz y la luz eterna, con mucha alegría, armonía y paz por todos los cargos interculturales que recibió el padre Enrique: la clínica, la escuela, el trueque en las comunidades de trabajo comunitario.
Después se encontraron los dos padres acompañados por la comunidad.
Todos fuimos al altar con los padres, para iniciar con la danza.
Se hizo la ofrenda del tónari y el tesgüino (bebida fermentada a base de maíz, tradicional de los pueblos de la Sierra Tarahumara). Después le entregué la bandera al padre Miguel.
Colocamos el tesgüino, una cruz en la tierra, que es nuestra madre.
Danzamos desde la tarde hasta las 10 de la noche. Hubo pozole de cena y sin café. El yúmare (fiesta rarámuri) fue totalmente tradicional con tesgüino. El padre Miguel se encargó de bendecir y repartir hasta la una de la mañana. Luego él se fue un rato a descansar.
Durante la noche bailamos y convivimos.
(Por la mañana) el padre Miguel le dio tres veces la güeja (recipiente con tesgüino) al padre Enrique y le regresa el padre Enrique las tres güejas al padre Miguel. Y el padre Enrique se levantó y bailó un pascol de alegría, con mucha paz. Al terminar, dejó en su lugar la bandera y la vela. Después se le dijo que fuera a desayunar el tónari.
Le dimos gracias al padre Enrique por haber recibido y todos lo saludamos.
Nosotros seguimos bailando hasta que llegaron los rayos del sol, cuatro piezas más.
Todo salió muy bien y después se les pidió a todos que fueran a desayunar, el tónari (alimentos ofrendados y compartidos).
Estoy muy agradecida por la paz que hubo, mucha tranquilada. Se siguió tomando tesgüino hasta las tres de la tarde.
Todo tiene sentido por lo que ha estado pasando con los padres. También por eso nos animamos a hacer nuestro yúmari, porque de ahí tenemos fuerzas. Si no pensamos en Onorúame (Dios), sería como olvidar que él nos dio la vida, nos dio toda el agua para beber y la tierra dónde cosechar, nuestros alimentos, el bosque dónde tener nuestra sombra. También la piedra que usamos como cueva para no mojarnos. Todo lo que Onorúame dejó que cuidáramos, pero no todos pensamos lo mismo.
Al amanecer, continuamos danzando.
¿Qué es es el Complejo Asistencial Clínica Santa Teresita (CACSTAC)?
La Clínica de Santa Teresita es un ícono en la Tarahumara, por la atención a la niñez indígena de por lo menos siete municipios de la región. Se ha caracterizado principalmente por combatir la desnutrición infantil y otras enfermedades prevenibles que han elevado los índices de mortalidad en las comunidades indígenas.
El Complejo Asistencial Clínica Santa Teresita fue fundado por partes, por el jesuita Luis Verplancken, para mejorar las condiciones de vida del pueblo rarámuri y está orientado a la atención de la salud, educación, cultura y todo su entorno. La principal motivación para abrir los espacios que ahora confirman el complejo, fueron los altos índices de mortalidad infantil por desnutrición y enfermedades infecciosas, así como la falta de servicios médicos en la región.
El lema del complejo es Gawi Tibusa, que significa “cuidando el mundo“, en idioma rarámuri.
En 1964 se fundó un local de emergencia atendido por mujeres voluntarias del poblado de Creel, para niños y niñas con desnutrición grave u otras enfermedades. Un año antes, en Sisoguichi, ya se habían organizado para conseguir alimentos para paliar el hambre ocasionada por sequías y heladas. La organización de la comunidad también fue canalizada a arreglar caminos, templos y cementerios. El proyecto creció y con el tiempo se institucionalizó de manera paulatina.
Por la falta de acceso a la educación primaria, impulsaron la apertura de dos escuelas: una en Gonogochi en 1968 y la otra en Rejogochi, en 1973, dos regiones con índices de pobreza extrema en esa época.
En 1972 abrieron una tienda de intercambio y venta de artesanías, como fuente alternativa de recursos para las familias rarámuri. En 2003, el padre Luis Verplancken impulsó la apertura de un museo con 45 pinturas de los siglos XVII y XVIII de la iglesia de los Cinco Señores de Cusárare, así como otras misiones jesuitas y franciscanas asentadas en la Tarahumara, que estaban arrumbadas o semidestruidas. Entre 1993 y 2002, restauradores checoslovacos realizó el trabajo y el museo lo construyeron en Cusárare, está a cargo de las personas indígenas de esa comunidad.
Se despide el padre Miguel Quntanilla
En una carta, el padre Miguel Quintanilla se despidió de la comunidad que ha acompañado los últimos años y prometió continuar unido a la Misión de la Tarahumara, “donde he vivido experiencias fundamentales que hoy me alcanzan hacia el futuro con mis ‘botas todo terreno’, lleno de fortaleza y esperanza.
“Tengo la certeza de que Dios vivirá conmigo lo que sea que vaya a venir en el futuro. Además recordamos que hoy contamos con dos apoyos muy especiales desde el cielo. Nuestros queridos P. Javier Campos S.J (Gallo) y Joaquín Mora S.J. Su sangre derramada injustamente abonará la tierra para que se sigan gestando los cambios que necesitamos en nuestro país. Que un día al levantar la vista, veamos un México cuyo Onorúame, Dios Padre-Madre, bendiga a sus familias, trabajos y proyectos. Que les siga aconteciendo la alegría de seguir formando parte de la misión que un día recibió nuestro querido y recordado P. Luis Verplancken S.J.
Eva Pérez es promotora rarámuri de la salud por casi 30 años. Ha colaborado en las áreas de farmacia, pediatría, nutrición, adultos, visitas a comunidades y se ha capacitado en diversas áreas de su salud. Es una fuerte impulsora de su cultura, que pertenece a la comunidad de Bosques San Elías Repechique.
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