Chihuahua

miércoles 24 abril, 2024

Desde los púlpitos exigen justicia por personas desaparecidas y asesinadas

Por Patricia Mayorga


En las misas del estado de Chihuahua colocaron en el centro de las homilías de este domingo, a las personas desaparecidas. Los templos se llenaron de rostros impresos de hombres y mujeres de todas las edades, con los que formaron pequeños altares a un costado de los altares de los templos.

Desde los altares, los sacerdotes unificaron la exigencia por la justicia y evidenciaron la impunidad que prevalece en el país.


El asesinato de los jesuitas Javier Campos Morales (padre Gallo) y Joaquín Mora Salazar (padre Morita) provocó una indignación generalizada que ha llevado a los jesuitas del país a exigir justicia de la mano de los feligreses, para que no queden impunes los asesinatos en el país y que las autoridades localicen a las personas desaparecidas.

Las celebraciones eucarísticas de este domingo fueron parte de la Jornada por la paz de este mes, impulsada por el Episcopado Mexicano, la Conferencia de Superiores Mayores de religiosos en México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús.

Y ayer en la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, el obispo de la Tarahumara, Juan Manuel González Sandoval exigió justicia para la Tarahumara y para el país, en la homilía:

“Hoy, México sigue muriendo poco a poco, por la falta de oportunidades de tanta gente que se conforma con la dádiva de un programa asistencial, sin compromiso, sin sueño para el futuro, sin ganas de superación, sin compromiso. Hoy, la sociedad entera estamos sufriendo la lacra de la extorsión, el derecho de piso, el no poder circular libremente en muchos lugares por nuestras calles y carreteras, y no sólo en las noches, sino a cualquier hora. Hoy nos duelen tantos feminicidios, tantos hermanos migrantes sin techo ni hogar. Hoy sufrimos todos los días la terrible noticia de alguna o algunas personas levantadas, secuestradas o asesinadas”.

Familiares de personas desaparecidas en Chihuahua
Foto: Patricia Mayorga


El domingo en la ciudad de Chihuahua, el encargado del sector social de la Compañía de Jesús, Jorge Atilano González Candia, advirtió que en la medida que sólo en la medida que se transformen las instituciones y las comunidades en el país, para que ya no ocurran “atrocidades”, sanarán las heridas y los corazones de tanta víctima.

“Mientras exista un desaparecido o asesinado, Dios estará con nosotros en la búsqueda de la paz y la justicia. La memoria de estos hermanos son la fuerza para emprender la construcción de la paz en nuestra familia, escuela, trabajo y la vida pública”, indicó Jorge Atilano González.

Como la capital del estado, en la parroquia de San Francisco Javier de Cerocahui, municipio de Urique (donde fueron asesinados los dos jesuitas junto con el guía turístico Pedro Eliodoro Palma Gutiérrez el pasado 20 de junio), pidieron por las víctimas de la violencia y montaron un altar a los sacerdotes que caminaron con la Tarahumara por más de 40 y más de 20 años respectivamente.

Parroquia San Francisco Javier en Cerocahui
Foto: cortesía de la comunidad de Cerocachui



Al lado del altar colocaron un pequeño memorial con los rostros de las víctimas del 20 de junio pasado y la exigencia de justicia.

En Creel, el jesuita Javier “El Pato” Ávila celebró la misa en la parroquia de Creel, con familiares de personas desaparecidas en Cuauhtémoc y en otras partes de la sierra.

Doña Teodocia Domínguez en la parroquia de Cristo Rey, busca a su hijo José Rosario Hernández
Foto: Cortesía de la comunidad de Creel
Familiares de personas desaparecidas, en Creel
Foto: cortesía de la comunidad de Creel


El colectivo de familiares de personas desaparecidas “Casa Esperanza” de Cuauhtémoc, que es acompañado por el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (Cedhem), estuvo presente en la misa por sus seres queridos en la parroquia de San Antonio de Padua, oficiada por el sacerdote Camilo Daniel Pérez.

Familiares de personas desaparecidas en la parroquia de San Antonio de Padua
Foto: cortesía de la comunidad de Cuauhtémoc


En Parral, integrantes del colectivo “Diez de octubre” también estuvieron presentes en la Jornada por la paz, con el padre Edmundo de la Vega.

Colectivo de familias de personas desaparecidos en Parral
Foto: cortesía de la comunidad de Parral


Jorge Atilano González pidió orar al Dios que tiene que ver con la armonía con lo creado, con quien les hace sentirse parte de algo mayor.

“México tiene una herida abierta en sus hijos e hijas asesinadas de manera violencia, o desaparecidas, una herida que se alimenta con los más de 90 asesinatos diarios, y hoy la iglesia nos ha convocado para orar por todos estos hermanos y hermanas. Orar por ellos es ponernos en sintonía con el dolor de nuestro país, lo hacemos como creyentes, porque sabemos que ahí hay una herida que trae la fuerza para emprender un camino por la paz”, agregó el jesuita.

Recordó a los padres Javier Campos y Joaquín Moral y dijo que la muerte trae la fuerza de la paz, así lo han sentido con el asesinato de sus hermanos jesuitas.

Altar de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en Chihuahua



“Un dolor que nos une al dolor de tantas familias que ven perder la vida de un hijo, un hermano o un padre, sea por muerte violenta o por desaparición”, expresó Atilano González.

Sentenció que se trata de muertes y desapariciones, todas, que no pueden quedar impunes. México necesita el acceso a la verdad y la justicia para sanar los corazones y llegar al perdón.

Se refirió a la situación del país:

“La realidad de violencia es una realidad de complicidades, donde se cambia la relación con el Dios padre amoroso y por el dios riqueza, poder y soberbia, y en lugar de que Dios reine en nuestras vidas, dejamos que reine la ambición y la sordera, creemos que lo que tenemos lo adquirimos por el trabajo o el dinero, cuando es Dios quien nos regala la vida de todo lo que existe”.

Familias de personas desaparecidas, en Chihuahua }
Foto: Patricia Mayorga


Hijas e hijos de personas desaparecidas, mamás, papás y amigos, levantaron pequeños altares en los templos, ante una iglesia que comenzó a manifestarse junto con ellas se manera pública y colectiva.

DESEAMOS SER ESCUCHADOS: OBISPO DE LA TARAHUMARA EN LA BASÍLICA DE GUADALUPE

“En la Tarahumara, después de tantos años de marginación y olvido, deseamos, exigimos ser escuchados. Ya basta de tanta pobreza, de tanta injusticia, de tanta muerte. Queremos ser un pueblo respetado, con las mismas oportunidades para llevar y tener una vida digna. Necesitamos y queremos seguridad, al igual que todo el país. Necesitamos y queremos que se haga valer el Estado de derecho ante una sociedad enferma y descompuesta”, demandó el obispo de la Tarahumara.

Recordó en la homilía en la Basílica, los asesinatos de los dos sacerdotes jesuitas, de Pedro Palma, Pauĺ Berrelleza y la doctora Massiel Mexia Medina y dijo que esa sangre derramada como la de tantas víctimas, merece la paz para la región.

“No queremos que su muerte haya sido en vano, no queremos que su memoria se pierda en el olvido. Ciertamente queremos aprender de los errores, pero también queremos que su sacrificio no se pierda en el anonimato y la esterilidad”, agregó.

Parroquia San Francisco Javier, en Cerocachui


Señaló que ante la situación de violencia que se vive en el país, “nos revelamos y decimos: Este no es el México que queremos. Esta no es la nación que la virgen de Guadalupe quiere para sus hijos”.

Recordó que como en 1532, los pueblos se enfrentan contra las fuerzas del mal que tratan de destruir el regalo de la vida

“La historia nos habla de la ambición de la conquista del sostenimiento de los más débiles, la muerte de tantos inocentes que se revelaban. Hoy, a casi 500 años, también sigue la ambición de un sistema neoliberal que trata de imponerse por la fuerza para conquistar económicamente a la nación, haciéndonos creer que en los bienes materiales está la auténtica felicidad”.

El obispo expresó que con la presencia de quienes estuvieron en la Basílica, suplican a la Virgen de Guadalupe que toque nuevamente tierras mexicanas y puso en sus manos los corazones de los feligreses para que Dios ayude a realizar un cambio de estructuras que den solidez y tranquilidad a la vida de quienes habitan el país.

Idalia Gutiérrez busca a su hijo Amir Gutiérrez
Por: Patricia Mayorga


“Exigiendo por derecho a nuestras autoridades legítimas, autoridades que elegimos nosotros mismos, que cumplan su trabajo, que no es otra cosa que hacer cumplir la ley, el Estado de derecho, creando estrategias que nos den seguridad y tranquilidad para poder vivir con dignidad”, pidió.

Los jesuitas Javier Campos y Joaquín Moral, fueron asesinados junto con Pedro Palma en el altar de la parroquia San Francisco Javier de Cerocahui. Noriel Portillo Gil “El Chueco”, fue identificado como el responsable del crimen. El mismo día de los homicidios mató a otro joven, Paúl Osvaldo Berrelleza Rábago, cuyo asesinato también permanece impune.


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