“He nacido para el amor, no para el odio”
Antígona de Sófocles 441 a.c
Especial de Flor Vargas para Raíchali
¡Querían tierra…!
Antígona es un personaje de la mitología griega que muere trágicamente al confrontarse al poder del estado tebano. Prácticamente sola, sin apoyos, se niega a obedecer las órdenes del Rey Creonte, que impedían dar la sepultura ritual a su hermano Polinices. Es descubierta y como castigo se le somete al encierro de por vida, en su desesperación decide quitarse a vida antes que arrepentirse.
La historia de la hija de Edipo, recabada en el año 441 a.c por el dramaturgo Sófocles, ha sido una constante en la cultura occidental, convirtiéndose en el símbolo de la eterna lucha entre el orden de lo femenino que son el amor, la solidaridad, el respeto a la dignidad humana, versus las fuerzas masculinas del odio, el poder y la violencia.
El pasado 1 de marzo, en las instalaciones de la Cineteca de la Secretaría de Cultura de Chihuahua, en el Centro Cultural Los Laureles, asistimos a la presentación especial de la película “Las mujeres del alba” de la cineasta Jimena Montemayor, obra basada en la novela del mismo nombre de su padre, el escritor Carlos Montemayor.

Digo que se trataba de una presentación especial porque contó con la presencia de su realizadora, el público asistente pudo dialogar con ella y escuchar de viva voz sus comentarios.
Algunas veces -esta que escribe- tuve la oportunidad de charlar con el parralense Carlos Montemayor, autor de numerosas obras literarias trascendentes para la cultura de nuestro país, algunas basadas en cruciales hechos históricos del siglo XX, como Guerra en el Paraíso, Los Hombres del Alba ,La Fuga y Las Mujeres del Alba.
Entré en contacto con él cuando se anunciaba la presentación de la novela inspirada en el asalto al cuartel de Madera del 23 de septiembre de 1965, me explicó que había conocido personalmente, en su juventud, a varios de aquellos jóvenes y que, después de Guerra en el Paraíso, cayó en cuenta de que tenía una deuda que saldar como intelectual, como chihuahuense y como miembro de su generación, de ahí surgieron la serie de novelas que se inspiran en las historias de los y las protagonistas de aquella gesta que aun hoy no termina.
Con Mujeres del Alba no hubo oportunidad, la novela fue presentada después de su fallecimiento como obra póstuma del autor. No obstante, me vi involucrada de la mejor manera posible, fui invitada a darle voz a Monserrat, la madre, uno de los personajes de la novela, en la producción de RU de la UACH, con motivo de su presentación en Chihuahua en el año 2019. Por todo ello, y por la amistad que me une a varios de los familiares de los guerrilleros participantes, la obra me resulta entrañable.
La película ubica su narrativa en la madrugada y días posteriores del asalto al cuartel, describe con minuciosidad el clima de expectación de aquellas mujeres y sus familias mientras escuchan la balacera cercana, estaban prevenidas y conscientes de lo que ocurría. Con dolor anticipado esperaron que alumbrara el día para ir a levantar a sus muertos, hermanos, hijos, esposos, padres, que ahí cayeron.
“Querían tierra, denles tierra”, fue la orden que profirió con desmedido desprecio el gobernador Giner Durán, cuando instruyó que no se entregaran los cuerpos de los guerrilleros caídos a las familias y fueran sepultados en una fosa común. La anécdota se replica en la película con un simple pero tremendo paleo de tierra sobre los cadáveres, gesto que desata el periplo trágico de las mujeres que, inicialmente, querían rescatar a sus muertos, para luego dejarlos ahí, en rebelde resistencia.
Como la Antígona de Sófocles, las mujeres, tal vez sin percatarse en esos instantes de las dimensiones de la gesta que apenas iniciaba, se enfrentaban al poder con toda la dignidad de su pesar y el coraje acumulado por las injusticias repetidas, previas y posteriores. No pudieron llevarse a sus muertos, pero si fincar una tradición de resistencia al mantener viva la memoria, lo cual merece otro artículo.
La cinta recrea un lugar del México rural que puede ser casi cualquiera, donde las injusticias sufridas por los campesinos despojados de la tierra y a merced de las guardias blancas de los terratenientes, aliados con un grupo de jóvenes intelectuales comprometidos con su causa, prácticamente se inmolan. Raquíticamente armados se confrontan a un ejército represor que los rebasa por mucho en equipo y adiestramiento. La reacción de la clase política en el poder es contundente e inhumana.
Las mujeres y familias de los guerrilleros viven intensamente el suceso y no solo sufrirán las consecuencias en lo inmediato, sino que se convertirán en portadores durante décadas de una herencia de lucha y resistencia contra la represión del gobierno.
Jimena, la cineasta, explora los sentimientos desbordados en esos momentos, acompañada de un magnífico grupo de actrices y actores que dan vida a las y los protagonistas de la historia, para hacernos ver, a los espectadores, la talla enorme de los personajes.
Destaca la participación de dos niñas actrices que dan vida en la pantalla a Monserrat y Almita, hijas de los participantes en el asalto, Salvador Gaytán y Pablo Gómez, respectivamente. A través de su mirada infantil, la cineasta, nos lleva de la mano por dos frentes, lo que ocurría en Madera y las repercusiones que se sintieron en el resto del estado.
Monserrat, la niña, a quien su madre le profirió el don de ser sus ojos y sus oídos, es la voz testimonial, la narradora que conduce el relato desde el dolor, la zozobra y el miedo ante un porvenir incierto; Almita, desde otra perspectiva, se confronta contra la contundente realidad de la orfandad paterna y reacciona solidaria hacia la madre. Ambas representan a la generación de jóvenes que emergen con coraje ante la injusticia y habrán de continuar la lucha en los años posteriores.
La cineasta introduce otro elemento que es apenas percibido pero que va hermanado a la trama principal, gracias al realismo mágico de la narrativa latinoamericana: La naturaleza es otra víctima doliente, sufre y reacciona con inusitado coraje dejando caer una lluvia torrencial, que intenta lavar la sangre derramada y la tierra, esa tierra por la que luchaban los guerrilleros y les fue arrojada en sus rostros ensangrentados por las órdenes del tirano, cobra vida para envolverlos amorosamente en su seno materno.
Las protagonistas
La Profra. Alma Gómez Caballero, quien aparece en la producción como la niña Almita, revela que el solo hecho de que se haya realizado la película llenó de satisfacción, de gusto, a toda la familia Gómez Caballero y que se encuentran muy agradecidos al respecto, pues es la segunda película que se hace en base a los libros que escribió Carlos.
Mi madre (Alma Caballero) y yo aparecemos muy poco, añade, la película se circunscribe a lo que sucedió en Madera. Aunque la parte que nos corresponde se desarrolla entre Saucillo, Delicias y Chihuahua, evidentemente tiene un fuerte efecto sentimental, han pasado casi sesenta años y uno piensa que ya las emociones están muy controladas, se siguen sintiendo muchas cosas, pero más tranquilas.
Mira, no sé si eso será la orfandad, pero el sentimiento principal en aquel momento era la muerte del padre, el trato que le dieron, es un sentimiento que nunca se quita, pero en la medida que pasa el tiempo se vuelve más controlado y la película me volvió a esos días, que fueron días muy tristes, muy dolorosos, con mucha rabia y mucho coraje, me volvió para allá.
Explica cómo inició el proyecto: Cuando Carlos Montemayor vino a presentar Guerra en el Paraíso, estuvimos Gabino (Gómez) y yo en la presentación, al terminar lo conocimos, no lo conocíamos, ahí nos dijo que iba a venir para empezar a levantar testimonios para escribir el libro de los hechos de Madera, Gabino se ofreció a acompañarlo cuando viniera porque él conocía a muchos de los compañeros, los sobrevivientes, había condiciones. Así fue durante un buen tiempo, cada vez que Carlos venía a alguna actividad, se tomaba unos días para entrevistar a la gente, así fue como escribió Las armas del Alba.
Yo leí el libro y cuando se presentó en Ciudad Juárez le comenté a Carlos que se trataba de un libro solo de hombres, que las mujeres también habíamos estado ahí. Carlos dijo: Cierto, en el movimiento social estuvieron las mujeres, pero el libro se trata del asalto al cuartel y en el asalto no hubo mujeres… pero te prometo que voy a escribir sobre las mujeres.
Yo insistí porque en esos años, la Normal del Estado, la Universidad, la Normal de hombres de Salaices, la de mujeres de Saucillo, las maestras, los maestros, las campesinas, los campesinos, pues todas y todos andábamos en las movilizaciones, hombres, mujeres, con riesgos y sin riesgos, con corretizas o sin ellas, pero ahí andábamos, en las invasiones de tierra, etcétera.
Él continuó viniendo a hacer las entrevistas de las mujeres y nuevamente Gabino lo acompañó. Carlos terminó el libro, tengo entendido que se imprimió, pero desgraciadamente ya no alcanzó a presentarlo porque falleció.
Luego Supimos que Jimena iba a hacer la película y se intentó hacerla aquí en el estado de Chihuahua, pero hubo un rechazo total por parte de las autoridades estatales, y no hubo ninguna oportunidad. Ya en la realización del proyecto, nosotros no tuvimos ninguna intervención, conocimos la película ya terminada.
Alma Gómez comenta que, desde su perspectiva, Jimena logra retratar acertadamente a las protagonistas de la historia: Todas las que ahí salen, no andan de lastimeras, no se ven débiles, ni lloronas, tampoco tenían una actitud beligerante, se ven muy dignas, como así fue en los hechos reales, por lo que si se logra reivindicar a aquellas mujeres.
Yo si me siento identificada, dice Alma, es lo que está en el libro, es lo que yo platiqué. Me llamó mucho la atención porque los personajes usan unas mantillas de encaje en señal de luto y así fue en la realidad, eso yo no se lo conté a Jimena, ello lo intuyó y le imprimió verosimilitud con ese detalle.
Los recuerdos de Alma se desbocan: Recuerdo que estábamos en casa de mi abuela, por el Parque Urueta, cuando fueron a avisarnos que los guerrilleros habían sido sepultados en fosa común, que esa había sido la orden del gobernador, todos los que estábamos ahí llorábamos a gritos del coraje que sentíamos ante el impedimento de recuperar el cuerpo de mi padre.
Alguien le recomendó a mi mamá que fuera a solicitar una exhumación. Fuimos mi mamá y yo al Palacio federal, ahí estaba la PGR y todas las dependencias federales, también Educación y ya mi mamá solicitó la exhumación, pero nos dijeron que la normatividad establecía que hasta después de 5 años se podía realizar la exhumación. Mi madre dijo, bueno, regresamos a los 5 años. Pasado este tiempo, mi madre decidió que ahí se quedara, junto con sus compañeros.
Hemos visto que, con el paso del tiempo, aquella decisión de Giner se revirtió, si hubiera sido de otra manera, si cada familia se hubiera llevado a sus difuntos, hubieran sido separados, pero no, al quedar juntos, nos seguimos aglutinando en torno a su memoria. Están unidos en la tierra por la que tanto lucharon pero, además, su tumba ha sido un lugar que ha permitido mantener viva la historia y su ejemplo, entonces se le revirtió al viejo loco de Giner.
Yo le dije a Jimena, añade Alma, “Creo que tu papá estaría muy orgulloso de esa película”. Si bien, la película aborda solo unas horas, un poco en realidad, de lo que fueron los hechos históricos, es suficiente para despertar la curiosidad de los espectadores que quieren saber más.
Alma hace un recuento de las acciones que los familiares de los caídos en Madera han realizado , a lo largo de casi sesenta años, con una constancia ejemplar, para mantener viva su memoria, así como de los productos culturales que se han generado, desde tésis de grado, proyectos de investigación social, reportajes, documentales, libros históricos, novelas, textos poéticos, obras de arte, producciones de radio, teatro, corridos y canciones musicales y películas , entre otros, muchos de cuáles están registrados en la página web de la organización “Primeros Vientos”.
La película Las Mujeres del Alba de Jimena Montemayor se ha venido a sumar a ese compendio, justo cuando se habrá de conmemorar el 60 aniversario del asalto, para ofrecernos otra mirada, no menos acariciable, de los sucesos del 23 de septiembre de 1965, realizada por una joven , talentosa y sensible mujer que entiende muy bien el legado de Antígona.
La película Las mujeres del Alba, a la fecha continúa en gira de exhibiciones por el país, presentándose al público en salas de exhibición y diversos centros culturales. Esperemos que pronto regrese a Chihuahua, para que, si usted no la ha visto, pueda hacerlo, apreciar la obra cinematográfica y conocer un poco de nuestra historia reciente.
La entrevista con la cineasta Jimena Montemayor:
P. Cuál fue tu motivación para crear esta obra?
R. Al momento de leer la novela Mujeres del alba, no tenía intenciones de hacerla cine pero una mezcla de situaciones me llevaron a hacerlo. Comenzaban las marchas y la búsqueda de justicia por los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa. Por otro lado, yo empezaba a trabajar ideas para mi siguiente guión y se había publicado el libro tras la muerte de mi padre. Al leerlo comencé a ver imágenes y posibilidades para narrar la historia con una producción independiente como en mis anteriores proyectos. Sentía necesaria contar la historia mientras recordaba a las Mujeres del Alba que conocí al llevar las cenizas de mi padre a Chihuahua con el resto de mi familia.
P. ¿Cómo describirías el enfoque que aplicaste?
R. Para mi Mujeres del Alba toca varios temas, si bien es una historia que narra un evento y el inicio de lo que conocemos como guerrilla contemporánea yo quería también hablar de la maternidad, del territorio y de la madre tierra. Quería también hablar de las maneras de luchar y de la resistencia de las mujeres, de cómo lo privado también es político y explorar desde el realismo mágico, las relaciones de poder y dominación de un sistema patriarcal que explota e invisibiliza a las mujeres y a la naturaleza.
P. ¿Qué dificultades se e presentaron para concretar el proyecto?
R. Hacer películas siempre está lleno de dificultades, pero tal vez una de las más grandes fue trasladar la historia de Chihuahua a localidades cercanas a la Ciudad de México. Al no recibir ayuda del estado de Chihuahua tuvimos que resolver tanto el casting como las locaciones lo suficientemente cercanas para poder hacer la película. Tuvimos que armar como equipo una idea visual de los poblados, para que se sintieran zonas medianamente distintas. En cuanto a los actores y actrices tuvimos que matizar un solo acento para no intentar engañar que estábamos en Chihuahua.
P. ¿Tuviste apoyos?
R. El proyecto contó con la beca para escritura de guión cinematográfico “Jóvenes Creadores” así como apoyo “Estímulo a la escritura de guión de IMCINE”. Para su realización y distribución se obtuvo el apoyo de EFICINE.
P. ¿Te identificaste con algunos personajes?
R. Creo que hay maneras de identificarse y reflejarse con cada uno de las personajes de la película, pero no siento mayor cariño o vinculo por una o por otra.
P.¿ Para ti, cuál es el momento cumbre del relato que construiste?
R. El momento que más disfruto de la película es a partir de que Carmen despierta de un sueño para acompañar a su hijo. A partir de este momento vienen los finales y resoluciones de los personajes y es el momento en el que me gusta regresar a la sala tras haberla visto tantísimas veces y sentir el final. Siendo más concreta sobre la estructura dramática y clímax de la historia otro momento cumbre, es cuando la tierra respira con los cuerpos de los guerrilleros.
P. ¿Te sientes satisfecha con tu obra?
R. Me siento satisfecha con el resultado de la película y el viaje que ha tenido con la audiencia mexicana. Con darle continuidad a mi propio legado y al de todas estas mujeres y guerrilleros. Con el haber adaptado y encontrar una visión sobre este hecho y la recuperación de memoria histórica además de los vínculo generados al realizar esta película, fuera y dentro de la ficción.
P. ¿Qué sigue para la película y que sigue para la cineasta?
R. Para la película esperemos siga un largo camino de presentarse en eventos culturales, escuelas, archivos y que siga resonando y haciendo memoria. Esperemos que en un algún punto pueda estar en una plataforma de streaming para que se pueda acceder desde muchos lugares. Para mi tengo dos películas que hacer en 2025 y 2026, una de comedia citadina y un drama que sucede en los 90s.
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Flor María Vargas Frescas es educadora, periodista, escritora, promotora cultural y activista social.
Publicó las columnas “Desde las Mujeres” en la Página Editorial y “La Rueda de Perq” en el suplemento Diversión, ambas en El Diario de Chihuahua. Coordinó la edición de la página Gente y Cultura, también de El Diario de Chihuahua donde colaboró por varios años como reportera.
Es autora y coordinadora de la edición del libro “Muro de Honor. Personajes y hechos históricos. Legado a la Grandeza de Chihuahua”. Congreso del Estado de Chihuahua 2016; coautora del libro “Chihuahua, Horizontes de su Historia y su Cultura” de Editorial Milenio, 2010; coautora del libro bilingüe español – rarámuri “Así hablan los mayores”, DobleHélice 2000, así como de los módulos educativos del MEVYT: “Jóvenes y Trabajo” y “Migré a la Frontera”.
