Chihuahua

miércoles 1 mayo, 2024

Comunidad ódami desplazada realiza festejo de Semana Santa por primera vez en la ciudad

Un grupo de personas ódami desplazadas en la capital de Chihuahua, se organizó por primera vez en esta ciudad, para realizar la fiesta de Semana Santa fuera de su tierra 

Por Karla Quintana / Raíchali

Chihuahua.- Esta celebración fue significativa para el grupo ódami. Este sábado se reunieron por la tarde al sur de la capital para iniciar con la carrera de bola a cargo de los hombres y la carrera de ariwueta, en la que compitieron las mujeres.

La situación de desplazamiento forzado para un pueblo indígena es difícil porque se trata de adaptarse a la ciudad, a nuevas las dinámicas urbanas y hacer los esfuerzos necesarios para preservar su lengua, sus usos y costumbres.

Hay familias que tienen años en la capital de Chihuahua, pero apenas se organizaron para conmemorar la Semana Santa con su propia fiesta. 

Por esa razón, la celebración del Sábado Santo en ese pequeño territorio ódami urbano, representó un momento de reunión, de alegría y conexión para la para la comunidad que reside en la colonia Rinconada de los Nogales.

“Es la primera vez que se lleva a cabo esta fiesta tradicional como nosotros lo practicamos en la sierra, como lo hacen en Semana Santa que son cuatro días. En este caso, no pudimos extenderlo más y estamos utilizando únicamente el sábado”, explicó Leonel Barro Julián, promotor de la cultura ódami. 

A pesar de las limitaciones de tiempo, la comunidad realizó actividades de sus tradiciones en este evento para mantener vivas las prácticas culturales en entornos urbanos. 

“Es muy importante llevar a cabo la fiesta durante los cuatro días, el inicio es el día jueves, viernes, sábado y domingo. Para nosotros, los ódami, es muy importante llevar a cabo estas fiestas porque yo creo que muchos de nosotros nos estamos olvidando desde que nos vinimos de la sierra al llegar a una ciudad”, mencionó Leonel.

La cultura ódami también es conocida también como tepehuana y aunque hay personas de esa cultura en varias zonas de la entidad, los orígenes de su población son de la sierra madre Occidental, hacia el Sur del estado.

La celebración comienza el Jueves Santo en las comunidades, mientras que el viernes se dedican a prepararse para el ritual de la quema del Judas. 

Durante este día, se lleva a cabo el ritual de matachín, que consiste en baile y música tradicionales, para crear  un ambiente festivo, mientras se preparan para la representación de la lucha entre fariseos y pintos. 

El Judas, representado en la forma de un muñeco, simboliza el mal y los pecados del año que está por terminar. Su quema el sábado, representa el triunfo del bien sobre el mal y la renovación espiritual, con lo que comienza un nuevo ciclo.

Durante el transcurso de la celebración en Rinconada Los Nogales, organizaron los  juegos tradicionales en los que participaron chicos y grandes. 

Los hombres participaron en la carrera de bola. Se distribuyeron en dos equipos de cuatro personas cada uno. Cada capitán inició el juego e impulsó  la bola de madera hecha de encino, del tamaño de una pelota de softbol. 

Las carreras de bola y ariwieta les proporciona un sentido de conexión profunda. Durante muchos años, han practicado un juego que va más allá de la diversión; es una manera de honrar a sus ancestros y hacerlos parte de sus tradiciones. 

La carrera de bola y la carrera de ariwueta los realizan  exclusivamente cada año durante  Semana Santa y en otras fechas especiales para el pueblo ódami. Se trata de mantenerlos en comunidad, divertirse y mantener viva  la conexión con sus raíces. 

Al concluir el juego de bola y premiar a los ganadores, tocó el turno de las mujeres que corrieron la carrera de ariweta.  Participaron mujeres de todas las edades, divididas en dos equipos. Cada participante llevaba consigo una vara y dos aros forrados en tela, los cuales debían lanzar con la vara durante el trayecto hasta completar  tres vueltas. 

También se repartió navaiti (tesgüino) a todas las personas que se encontraban en el lugar. Esta bebida, preparada con maíz molido y fermentado semanas antes de la celebración, fue compartida generosamente entre los asistentes como parte de la hospitalidad y la tradición de la comunidad ódami. 

“Yo estoy encantado de ver la respuesta de la gente que se animaron a llevar esta fiesta este día y pues pensamos seguir haciendo este tipo de fiestas y que se sigan vivos las fiestas tradicionales que se llevan en nuestras comunidades”, compartió Leonel Barro.

Rosita, una de las mujeres que preparó el navaiti compartió con Raíchali que la fiesta elevó el ánimo de la comunidad porque tenían tiempo de no hacerla y dijo que continuarán con la tradición para reforzar más su cultura en la ciudad. 


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