A diferencia de trabajadores del ERUM o de la Cruz Roja, que suelen contar con apoyo institucional y de equipo para cubrir los traslados por coronavirus, algunos paramédicos del Estado de México o de ambulancias privadas se debaten entre conseguir su propio equipo y continuar dando el servicio
Texto: Arturo Contreras Camero / Fotos: Isabel Briseño / Pie de Página
Cuando un paramédico regresa a las instalaciones del Equipo de Rescate y Urgencia Médicos (ERUM), parece que recién vuelve de una zona llena de radiactividad. La ambulancia de inmediato pasa a desinfección, donde uno a uno sus tripulantes, que bajan del vehículo con trajes completos de plástico, visores, caretas y máscaras, son rociados con aguas y sanitizadoras mientras poco a poco se quitan el equipo de protección.
Éstas son las mínimas medidas de seguridad que deben tener para no contagiarse. Como muchos servicios de salud del país, este cuerpo también fue sujeto de una reconversión para atender la pandemia.
Desde antes de la pandemia el ERUM ya atendía entre el 70 u 80 por ciento de las emergencias médicas de Ciudad de México, según cifras que cita el propio subdirector de atención médica prehospitalaria del ERUM, Aarón Ayala. Al año, suelen atender 120 mil servicios al año, sin embargo, asegura el funcionario, la pandemia no ha significado un incremento en las urgencias médicas: “Como la gente evita ciertas actividades, hay otros accidentes que han dejado de pasar”, refiere su subdirector.
Para atender las necesidades de la ciudad, el ERUM hace equipo con la Cruz Roja, con quien se divide la atención en las 16 alcaldías de la capital. A pesar de que los cuidados que tienen estos equipos deberían ser la norma, esto no sucede así. Ambulancias privadas o de algunos municipios del Estado de México no tienen tantos cuidados.
“Nosotros empezamos la pandemia sin las medidas necesarias”, reconoce uno de los paramédicos del servicio municipal de Ciudad Nezahualcóyotl, que pide reservar su identidad. “Ni siquiera teníamos una cápsula para trasladar a las personas con covid cuando inició la pandemia. A mediados de la pandemia nos dieron una, pero se dejó de utilizar en agosto, porque dio lo que tenía que dar”.
En Nezahualcóyotl, los contagios entre los equipos de paramédicos también son comunes; ellos lo atribuyen a la falta de equipo y un olvido institucional histórico. Pero incluso en el ERUM, donde compraron equipo de protección desde antes de la llegada del nuevo Coronavirus a México, se han dado casos. Ninguno, según dice su subdirector Aarón Ayala, sucedió en las actividades del trabajo de los paramédicos.
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