El camino de Marichuy en 2018, buscando la candidatura presidencial, puso el foco mediático en las comunidades indígenas y sus problemas, muchos de ellos relacionados con megaproyectos
Fernando Merino Noriega / LadoB
Los pueblos originarios de México se han enfrentado a la imposición de megaproyectos: desde desarrollos turísticos en Yucatán que desplazan a las y los mayas, hasta un gasoducto en Sonora que invadió comunidades yaqui para alimentar a termoeléctricas en Sinaloa; en ambos casos, y en otros más, las comunidades se han organizado para defender su libre determinación y el territorio. Estas son algunas luchas que se muestran en el documental La Vocera, de la directora Luciana Kaplan.
El largometraje muestra la travesía de María de Jesús Patricio, Marichuy, para juntar las firmas necesarias y obtener el registro como candidata independiente a la presidencia de México, en las elecciones de 2018. Aunque el tema central es su viaje, de forma constante se muestra la resistencia y organización de los pueblos originarios en contra del extractivismo fomentado por el Estado, y las formas en las que se han organizado para atender ese problema.
El título que el Consejo Indígena de Gobierno (CIG) le otorgó a Marichuy fue el de vocera más no el de candidata presidencial: “vamos a caminar al estilo de los pueblos indígenas, con apoyo de la gente”, dijo la vocera en el edificio del INE frente a las personas que la apoyaban. Su búsqueda era ser la voz de la nación, pues gobernaría de la mano de las personas indígenas y de todo México, explica ella misma en la pieza audiovisual.
Para juntar las firmas, Marichuy, una mujer nahua de Jalisco, tuvo que recorrer miles de kilómetros. En sus mítines las típicas promesas partidistas estuvieron ausentes, pues el trabajo de comunicación se dio desde la horizontalidad: escuchando a todas y todos; muestra de ello es el constante uso de “nosotros” en lugar del “yo”, y el hecho que la vocera no era la única que hablaba durante la gira sino también las mujeres de las comunidades que visitaban, quienes compartían los problemas que les afectan.
Pese a que Marichuy no obtuvo el registro, pues apenas reunió el 32.5 por ciento de las firmas necesarias, en gran parte por la falta de acceso a tecnología que permitiera a las y los voluntarios recabar las 866 mil rúbricas, el hecho de que por primera vez una mujer indígena buscara la presidencia puso el foco a un tema discutido por los pueblos originarios durante años: la idea de desarrollo que se vale de la destrucción de la naturaleza para construir megaproyectos, la cual ha sido repetida gobierno tras gobierno.
“Nos dimos cuenta y se hizo descaradamente visible que para aparecer en la boleta electoral se necesita garantizar que somos igual o peor que ellos [los partidos políticos]. Si acordamos algo debe ser con los políticos corruptos, con las empresas extractivas, con los banqueros, con los cárteles de la droga pero nunca jamás con el pueblo de México”, dijo Marychuy después de que el INE no le otorgara el registro como candidata independiente a la presidencia de México.
El 2018 fue la primera vez que ciudadanos y ciudadanas pudieron aspirar a la presidencia de México por la vía independiente, derecho al que sólo pudieron acceder Margarita Zavala, ex panista; Jaime Rodríguez El Bronco, ex priista; y Armando Ríos, ex perredista; aunque de acuerdo con el INE un gran número de las firmas con las que obtuvieron el registro presentaban irregularidades.
Luciana Kaplan, junto con Carolina Coppel y Paola Stefani, acompañó a la vocera durante toda esa travesía. La directora explica en entrevista para LADO B que el documental “es una ventana para asomarse a ver todas las realidades [de los pueblos originarios], en las que muchas personas, y sobre todo mujeres, están organizadas y luchando”, y considera que la lucha es muy digna, importante y está invisibilizada.
La búsqueda por el registro a la candidatura culminó hace casi tres años, pero el documental sigue vigente pues “es una manera de entender el país en el que vivimos”, cuenta Luciana, ya que La Vocera funge como una radiografía de México que se “puede entender a través del despojo del que muchos no estamos enterados”, y que nos muestra que vivimos es un país en el que la discriminación y racismo están presentes aún.
Después de acompañar a Marichuy por su recorrido, y de poder conocer las realidades de diferentes pueblos originarios, Luciana Kaplan abunda que la lucha por la vida es la principal preocupación de las personas indígenas, pues defender el territorio ha provocado asesinatos y encarcelamientos de quienes se oponen a los megaproyectos.
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