Chihuahua

sábado 8 febrero, 2025

“Fue una bendición”, activista trans invita a resignificar el trabajo sexual en Chihuahua

Texto y fotografías por Óscar Rosales / Raíchali

Chihuahua.- “Dios me quiere mucho, me ama mucho”, afirmó Kony Torres, mientras compartía sus experiencias como trabajadora sexual en el estado de Chihuahua.

Así lo hizo el jueves de esta semana en la Plaza Cultural Laureles, en el marco de las actividades del Cinema Queer, un festival que expone historias de las personas de la población LGBTIQ+ en la pantalla grande.

Kony forma parte de la organización Unión y Fuerza de Mujeres Trans, que defiende y promueve los derechos de las mujeres trans y la población LGBTIQ+ en Chihuahua.

Originaria de Cuauhtémoc, Kony Torres compartió como ejerce el trabajo sexual desde el 2010, al ser su única alternativa para sobrevivir a su llegada a la ciudad de Chihuahua. Al igual que muchas personas en el estado, ella huyó de su hogar tras el secuestro de su hermano, victima de la violencia que azotaba en esos años al municipio manzanero.

Para la activista, no eran muchas sus opciones laborales, ya que los prejuicios contra la población de personas trans eran y aún son persistentes. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Discriminación del 2022 (ENADIS), se estima que el 10.7% de la población mayor a 18 años en México no le darían empleo a una persona trans, es decir, cerca de 14 millones de habitantes.

“Llegué con 50 pesos, un chingo de hambre y un chingo de sed”, relató. Para ella, el trabajo sexual fue una “bendición”, contrario a los prejuicios que hacen pensar que no puede existir éste de una manera libre y digna.

A partir del ingreso que obtenía de dicha labor, Kony apoyó económicamente a su madre y a su abuelo, quien padecía diabetes y requería cuidados especiales. Además, respaldó los estudios de su sobrino y abrió un pequeño negocio de estética en su ciudad natal.

Sin embargo, todo esos logros no fueron fáciles de alcanzar. Detrás del trabajo sexual, existen muchos obstáculos y peligros que aún faltan por erradicar, señaló Kony.

En principio, se debe garantizar la seguridad física, apuntó la activista. Para exponer este punto, compartió como un cliente le apuñaló tres veces en el pecho con un picahielo. Kony consideró esto como un crimen de odio, es decir, que fue atacada solo por el hecho de ser una mujer trans. “No encuentro otro motivo”, enfatizó.

De acuerdo con datos de Letra Ese, organización enfocada en visibilizar y documentar información sobre población LGBTTTIQ+ en México, del 2013 al 2021 han asesinado en el estado de Chihuahua a 55 mujeres trans. La misma organización registra que, tan solo en 2023, se asesinaron a nueve personas de la población LGBTTTIQ+, lo que lo convierte en la tercera entidad federativa más peligrosa para este grupo. 

Con respecto al 2024, durante el mes de septiembre, se reportaron al menos dos transfeminicidios en Chihuahua: el de Ariana Ponche y “La China”.

Kony también señaló que otro aspecto que se debe garantizar es el respeto a su trabajo por parte de las autoridades, principalmente de los agentes de seguridad, quienes históricamente se han burlado y maltratado a las trabajadoras sexuales de Chihuahua.

Presentar alguna denuncia ante los policías por algún maltrato o abuso que ocurriera durante sus jornadas de trabajo, resultaba casi imposible para Kony, pues ellos eran quienes más la estigmatizaban.

Recordar la lucha de Mireya Rodríguez

Aunque falta camino por recorrer, gran parte de las victorias para las mujeres trans es gracias a la lucha de personas como Mireya Rodríguez Lemus, apuntó Kony.

Mireya Rodríguez fue una mujer y activista trans asesinada el 30 de agosto del 2020 en Aquiles Serdán, a las afueras de la ciudad de Chihuahua. Debido a su trabajo, el municipio de Chihuahua dejó de cobrar a partir del 2018 el carnet de sanidad para las trabajadoras sexuales. Además, fue una gran promotora de salud y luchó en favor de los derechos de la población LGBTTIQ+.

“Hay que agradecerle mucho a Mireya, donde quiera que esté”, dijo Kony.

Sin embargo, el caso de Mireya continua impune. A pesar de que en juicio se desahogaron más de 70 pruebas en contra del único acusado de su asesinato, el Tribunal Superior de Justicia lo dejó en libertad en julio del 2022.


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