“Nos dijeron que les gustaban los dinosaurios, las princesas con pelo rojo, un unicornio y todo eso tratamos de incluir en los juegos. Incluimos esos detalles que nos contaron para que se sintieran identificados y tal vez en este momento no lo entienden, pero espero que en un futuro sí”: Abril, estudiante de psicología de la UVM
Por Patricia Mayorga
Ilustraciones: proyecto de estudiantes de Psicología de la Universidad del Valle de México
Chihuahua.- Estudiantes de la carrera de Psicología de la Universidad del Valle de México campus Chihuahua, realizaron una serie de cuentos inspirados en las historias e impactos de niños y niñas desplazadas del municipio de Guadalupe y Calvo.
El proyecto narrativo es parte de la materia Psicodesarrollo en la infancia, que tiene que ver el desarrollo físico socioemocional cognitivo del lenguaje de las niñas y los niños, así como sus factores culturales y sociales en los que participan, dio a conocer Karina Baltazares, maestra del grupo de estudiantes.
“Queríamos enfocarnos en una problemática en específico, en este caso fue el desplazamiento forzado, porque sabemos que en situaciones de desplazamiento forzado y en cualquier tipo de violencia, generalmente a los niños y a las niñas no se les habla de lo que está pasando, entonces tienen que ir armando su rompecabezas de por qué se dio ese movimiento, por qué es que ya no viven en el lugar donde nacieron sus papás o sus abuelos, también las ausencias y las pérdidas”, detalló la Baltazares.
Abril, una de las estudiantes de Psicología, detalló que el objetivo de acercarse a las niños y niños desplazados de la comunidad ralámuli, fue contribuir a que puedan entender un poco más de su historia en situación de desplazamiento, y que se vean reflejados en los cuentos que ella y sus compañeros crearon inspirados en lo que aprendieron en la convivencia con los pequeños.
Karina Baltazares abundó en el objetivo del proyecto entre sus estudiantes y la niñez de la comunidad desplazada:
“Parece que nadie les explica nada por un lado, pues también entendemos esta parte de protegerlos, de cuidarlos, de que no se enteren de esas situaciones tan dolorosas, pero al final los niños y las niñas siempre arman un rompecabezas de lo que escuchan.
“Puede ser (que se informen) de lo que ven, de lo que encuentran, tal vez de si tienen acceso a noticias, pues entre ellos van armando lo que pasó y por eso consideramos que era importante que en estos casos de desplazamiento o cualquier tipo de violencia, conocer cómo es que los niños y las niñas identifican su situación, cómo lo transitan, cómo es que ellos viven estas situaciones, cuáles son sus preguntas, cuáles son esos vínculos que se rompen con este desplazamiento, que no se dan cuando tampoco existe esa conversación con las personas adultas, entonces es por eso que la propuesta fue hacer espacios de escucha con los niños y las niñas”, agregó.
Amada, abuela de la mayoría de niños y niñas desplazadas, dijo que el acercamiento del grupo de estudiantes y la creación de historias cercanas a su realidad, es un gran apoyo en la difícil situación que enfrentan desde hace 6 años:
“Yo pienso que hay muchas maneras de que los niños aprendan, porque como ahorita no estamos en la comunidad, ellos tienen que aprender de diferentes cosas diferentes maneras, también tiene que aprender ahora que estamos en la ciudad (…) ellos van aprendiendo también lo que les hemos estado enseñando también, lo que ellos ven de lo que nosotros hacemos, los que nosotros les platicamos”.
“Es importante también hablar del desplazamiento, por qué estamos aquí, porque ellos están creciendo aquí y no están creciendo en el lugar donde ellos son y cómo los hacen sentir todo esto.. Este acompañamiento de los estudiantes es muy bueno porque pusieron mucho de parte y también vinieron a apoyar a los niños, les trajeron regalitos que les dan más ánimos. Es bonito lo que los muchachos hacen por los niños para que también ellos vayan abriendo la mente, que sepan que también pueden hacer un cuento”.
El acercamiento de estudiantes con la niñez desplazada
Para lograr la creación de los cuentos ilustrados, Amada fue una pieza fundamental, recuerda Karina Baltazares. “Fue a visitarnos una vez a la escuela para platicar con el grupo sobre lo que se vivió en su comunidad y así los alumnos conocieron cómo se dio la situación de desplazamiento”.
Así conocieron el contexto de las familias de la comunidad que se desplazaron y de su asentamiento en su refugio. Posteriormente acudieron los estudiantes al refugio para platicar con los niños y las niñas, convivieron con juegos para escucharlos y conocerles, para saber qué les gusta y qué no les gusta, qué dudas tienen, entre otros.
“A mí me parece que los procesos de estas realidades son muy complejos y creo que es muy importante que las y los alumnos se acerquen a esos contextos porque es lo que está ahí, son las realidades que son tangibles. La primera vez que que escucharon a Amada, cuando vinieron por primera vez al refugio, lo que yo observé es mucha sensibilidad. De alguna manera, me da esperanza de que hay otras formas de hacer psicología desde desde la sensibilidad, desde la solidaridad (…) que nos permita apropiarnos de esas situaciones de injusticia y también de alguna manera, aportar algo”, añadió Baltazares.
La académica está convencida de que las semillas que se sembraron con este proyecto, serán la base del acompañamiento psicosocial porque no se puede hacer trabajo psicosocial si antes no hay ese trabajo personal desde la conciencia social.
Nicole, otra de las estudiantes que participó en el proyecto, contó a Raíchali que conocían que el problema de desplazamiento forzado de comunidades indígenas es una realidad en Chihuahua. Sin embargo, “al traernos aquí nos dimos cuenta de realmente el impacto que tiene en los niños (…) es una realidad que creo que todos sabemos que pasa, pero que siento que nosotros como sociedad mestiza y de cierta forma privilegiada, no comprendemos la magnitud de lo que es”.
“Entonces este es el tipo de actividades que justamente ayudan a concientizar a la sociedad que hay una problemática, y que se tiene que hacer algo al respecto, o sea, tanto por parte del gobierno como por parte de nosotros la sociedad”, concluyó Nicole.
Para Abril, quien también habló a nombre del grupo, esas experiencias despiertan la humanidad de cada persona y la psicología se ejerce desde la empatía.
“Entonces, pues este es el tipo de situaciones donde tenemos que ser empáticos porque es una realidad en la que estamos viviendo y nosotros tal vez no lo vemos desde nuestro privilegio pero, justamente, por eso tenemos que ayudar. Esto te hace fuerte emocionalmente y creo que para todos mis compañeros, mis compañeras, ha sido bueno, porque la psicología viene desde la empatía”, agregó Abril.
La cocreación de cuentos
Cuando el grupo de estudiantes de psicología se encontró por primera vez con las niñas y los niños desplazados, estos se mostraban cerrados porque eran personas extrañas, posteriormente se fueron soltando poco a poco, recuerda Abril.
Karina Baltazares detalla que sus estudiantes fueron construyendo la propuesta de cuentos, que buscan “revincular” lo que se rompió en la vida de las niñas y niños.
“Esa ruptura en los vínculos entre los niños y las niñas y las personas adultas, para trabajar de qué manera volver. A través de la narrativa, a través de esas preguntas que puedan abrir estos cuentos para que sepan que pueden contar con otras personas adultas que les ayuden a fortalecer la esperanza y el trabajo en equipo. Este grupo es el que hizo esta construcción y esta propuesta de los cuentos que también les ayuden a transitar el desplazamiento a través de estas narrativas”, explicó Baltazares.
Nicole contó que conocieron a niñas y a niños acogedores, que les contaron cómo viven ahora y fue “muy potente” la expriencia para los estudiantes.
Para crear los cuentos, explica Abril:
“Les sacamos primero plática, les preguntamos de dónde son, qué les gusta. Uno de ellos nos platicó de su comunidad y en nuestro cuento decidimos contar una historia de la princesa. Nos dijeron que les gustaban los dinosaurios, las princesas con pelo rojo, un unicornio y todo eso tratamos de incluir en los juegos. Incluimos esos detalles que nos contaron para que se sintieran identificados y tal vez en este momento no lo entienden, pero espero que en un futuro sí”.
Los cuentos creados son: Aracely y sus amigos, La princesa Amalia, El zorro sabio y El bosque de Don Elías, de los que Raíchali reproduce imágenes de fragmentos de cada uno.
Nicole agregó que con los cuentos se quedaron con un aprendizaje y aunque ahorita están chicos y tal vez no entienden completamente el sentido de los cuentos. “Pero me gustaría pensar y creer que cuando ellos crezcan van a decir: Ah, ok, estas personitas extrañas que vinieron al lugar donde yo vivo, trataron de plasmar mi historia en un cuento y enseñarme a apropiarme de ella y ver que voy a estar bien a pesar de la situación que estoy viviendo ahorita”.
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