En varios puntos del estado y del país se han quedado detenidos los trenes que aprovechan las personas migrantes para cruzar el país en su intento por llegar a Estados Unidos. Advierten una posible intención desde las autoridades por generar una crisis humanitaria, sin importar los riesgos para esas personas, que lo único que buscan es mejorar su condición de vida
Por Patricia Mayorga y Jaime Armendáriz / Raíchali
Fotos Jaime Armendáriz
Chihuahua ya vive una crisis humanitaria desbordada de migrantes y el número de personas en tránisto por esta entidad va en aumento, coincide el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), Néstor Armendáriz y el director de organización Uno de Siete Migrando, Jorge Pérez Cobos.
Cada día, desde hace cinco, se registran más de mil personas migrantes en tránisto de Chihuahua a Ciudad Juárez que cruzan con más riesgo y con mayor precarización, advierten.
Jorge Pérez Cobos señaló que la crisis es humanitaria y no de seguridad, por lo que más policías y militares no es la solución, ya que no están invadiendo cárteles. “Los cárteles ya están aquí en el estado hace mucho y quien más se beneficia con todo esto, es precisamente el crimen organizado”.
Armendáriza explicó que el problema ahora es muy grave, porque la políticas migratorias de Estados Unidos siguen endurecidas y el flujo masivo va en aumento. “Se sigue haciendo un cuello de botella y estamos hablando de personas”.
Y es que en el trayecto del tren de Ferromex por el país, se han quedado “varados” en diferentes trayectos. En Chihuahua se detuvo a la altura de la capilla de San Judas Tadeo, localizada a unos 4 kilómetros de la capital y otro sitio donde paró es a la altura de Villa Ahumada, sobre la carretera a Ciudad Juárez.
En el caso de quienes quedaron a la altura de la capilla de San Judas, las personas migrantes se desesperaron y decidieron continuar caminando. Quienes tuvieron la posibilidad, pagaron entre mil 200 y 2 mil 300 pesos por persona, en carros llamados “Uber apócrifos” o en aplicaciones.
“Algunas personas decidieron descender en San Juditas, siguieron su trayecto a pie, otras buscaron transporte en plataformas”, informó Néstor Armendáriz.
Por su parte, Pérez Cobos detalló que de acuerdo con testimonios que recibieron, hubo carros particulares que les cobraron. “Es una cuestión irregular porque eso ya es delito, es tráfico de personas porque es un beneficio indebido”.
Mientras que en Villa Ahumada, a unos 3 kilómetros de la mancha urbana, las personas bajaron del tren en cuanto se detuvo poco antes del mediodía del viernes y esperaron el reinicio del trayecto, sin embargo pasadas las 6 de la tarde el tren seguía detenido y varios grupos de personas migrantes comenzaron a caminar hacia el poblado.
En este punto llamó la atención la presencia policiaca, agentes del Instituto Nacional de Migración y Ejército Nacional. Algunos apoyaron con la entrega de agua. En su mayoría permanecieron al margen y observaron el caminar de las personas sin apoyar en algún otro sentido.
Kilómetros antes de donde estaba el tren “varado”, personas de los comercios alrededor de la caseta de Villa Ahumada consideraron como inhumano el no tener una estrategia para atender la situación o apoyar a quienes están en tránsito por México para buscar mejores condiciones de vida, y sólo observarles caminar a lo largo de la carretera que les dirige hacia Estados Unidos.
No son accidentes ferroviarios, es una política de Estado
Los empleados de Ferromex, con quienes se ha entrevistado Uno de Siete Migrando, les han informado que la crisis la ha generado la autoridad ferroviaria de Estados Unidos, porque paró la entrada de trenes desde México y el gobierno mexicano lo ha puesto como excusa para parar los trenes en diferentes trayectos.
“Empezaron a parar los trenes y lo siguen haciendo. Dicen que es por alguna avería, los paran en la carretera y la gente opta por comenzar a caminar. Para nosotros eso no es un accidente, son políticas públicas generando una crisis humanitaria que ya es una realidad. La gente sigue viniendo, las autoridades dicen que la gente se anima a venirse, pero la situación en sus países no cambia y la situación ya no da. Ya no es una condición sencilla”, alerta Jorge Pérez Cobos.
El ombudsman de Chihuahua acotó que en la frontera sur de México las personas migrantes entran sin problema, pero lo grave es el trayecto al interior del país porque lo recorren con muchos riesgos y llegan a donde no pueden pasar, en esta caso la frontera de Ciudad Juárez.
“Ese es el problema, que ellos no desisten en su deseo de llegar a la frontera, pero nos consta que nadie se les forzó u obligó a que bajaran del tren, no se detuvo a ninguna persona, no hubo mal trato a nadie”, agregó Armendáriz.
Sin embargo, para el director de Uno de Siete Migrando, apostarle a que se trata de un problema de seguridad, no va a funcionar. “La gobernadora insiste al gobierno federal que deporte a la gente, pero lo único que se genera son más gastos y peligros para la gente. Ferromex insiste en echarle la culpa a los migrantes de todo lo que pasa. Es preocupante el mensaje contra los migrantes, de criminalizarlos y echarles la culpa de todo.
“Esta ya es una situación de crisis y no estamos respondiendo como sociedad. Esto exige una respuesta unificada, para que se cambie se tiene que atender la situación desde un sentido humanitario”.
La mayoría continúa su trayecto a Ciudad Juárez
Néstor Armendáriz, presidente de la CEDH, subrayó que este es un problema grave y consideró necesaria una estrategia para la alimentación y atención primaria de salud, entre otros, de las personas migrantes.
La CEDH ha trabajado con las personas que llegan migrando a Chihuahua, con tres visitadores y una visitadora, quienes han estado en los patios de Ferromex y ayer acudieron con quienes quedaron varados a la altura de la capilla de San Judas Tadeo.
“En la ciudad han quedado pocos. Muchos de ellos van con la expectativa de continuar en tren o por otro medio. Algunos, excepcionalmente se quedan en una estancia por algunos días, pero creo que Chihuahua capital no es un lugar de destino. Veo un riesgo de colapso a corto plazo”.
Pérez Cobos coincide en que son pocos los migrantes que se han quedado en la ciudad de Chihuahua, pero señaló que ya no hay albergues que puedan atenderles en la entidad.
TE PUEDE INTERESAR