Jaime Armendáriz/Raíchali
Enrique llegó el 16 de marzo a Sudáfrica para pasar un par de semanas de vacaciones, pero la suspensión del tráfico aéreo, ordenado por la autoridad de ese país ante la contingencia sanitaria del Covid-19, le ha impedido poder regresar a su natal Chihuahua.
“Ya debería de estar en mi casa” dice desesperado Enrique vía whatsaap a Raíchali, luego de la decisión más reciente del gobierno de cancelar vuelos de repatriación ya programados para éste fin de semana, entre ellos uno que llevaría a Enrique hasta Estados Unidos y retornar a su país.
Según el reporte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER), Enrique está entre los 18 mexicanos que están varados en Sudáfrica, un país que al 07 de mayo lleva 153 muertes confirmadas por coronavirus, con 7 mil 808 personas infectadas y 3 mil 153 recuperadas.
El chihuahuense tenía contemplado su regreso original para el 29 de marzo, pero dos días antes la autoridad tomó la decisión de cerrar el tráfico aéreo, lo cual lo mantuvo hospedado más de 40 días en un hotel en Ciudad del Cabo, la segunda ciudad más poblada de Sudáfrica después de Johannesburgo.
A partir de ahí comenzó la incertidumbre, debido a que hasta hoy no tiene claro cuándo podrá comenzar su camino de regreso a casa. “Ya no hay una razón fuerte para mantenernos aquí”, exclama Enrique. Paralelamente enfrenta los costos económicos de toda esa situación entre pagos de hotel, vuelos y alimentación.
Durante su estancia en Ciudad del Cabo estuvo en el hotel Onomo Hotel Cape Town Inn on the square. De ahí salía únicamente al supermercado a comprar comida para preparar, pues el gobierno impidió hace 3 semanas la venta de comida caliente o preparada, por la posible infección por manipulación de alimentos y se ordenó cerrar secciones de comida caliente al establecerlos como un servicio no esencial.
Después de vivir confinado esos días, el pasado martes 05 de mayo supo de los vuelos de repatriación con Qatar Airwais y compró un boleto en mil 800 dólares. Viajó durante 19 horas por tierra desde Ciudad del Cabo a Pretoria. De ahí estaba contemplado tener el apoyo de la Embajada de Qatar para trasladarlo a Johannesburgo, salir en vuelo a Doha, hacer escala en Chicago, ciudad de México y concluir en Chihuahua, pero sus planes se detuvieron en Pretoria, la capital sudafricana.
En éste último lugar supo que el gobierno mantenía cerrado el tráfico aéreo, al igual que la embajada de por lo menos 17 países que esperan el regreso de sus connacionales, según reportan los medios locales.
En noticias de ese país citan a Beverley Schäfer, vicepresidente del parlamento provincial del Cabo Occidental y representante de la campaña Home Away From Home (HAFH), que señaló que Pretoria había “desconectado” los vuelos de Qatar Airways, porque no tenía alojamiento en cuarentena disponible para el regreso de propios sudafricanos, situación que directamente afectó los vuelos de salida.
Para Enrique todo esto es una decisión errónea desde el gobierno en contra de miles de personas que se mantienen encerradas en Sudáfrica, con la impotencia de no tener en sus manos la decisión de salir, y con una esperanza intermitente de abordar el avión que le permitan finalmente salir de ese país.
