Por Raíchali
Chihuahua. – La detención de uno de los presuntos asesinos del activista rarámuri Juan Ontiveros representa un avance importante para el caso, sin embargo, no garantiza la seguridad de la comunidad indígena de Choréachi, aseguró la directora de Alianza Sierra Madre, Isela González.
“En el asesinato de Juan Ontiveros se señalaron a dos personas. La detención de uno de ellos es un avance, pero esto no garantiza la certeza y la seguridad de la comunidad porque el territorio de Choréachi, de manera fáctica, está tomado por un grupo de la delincuencia organizada y, hasta que ellos salgan de ahí, la comunidad tendrá seguridad”
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado, Rosalío Joel M. P fue detenido la tarde de este viernes en un camino de terracería que conduce a la comunidad de Barbechitos, municipio de Guadalupe y Calvo.
El 20 de enero de 2017, Juan Ontiveros acudió a una reunión de trabajo con la Unidad de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, la Secretaría General del Estado entre otras instancias de gobierno, en la que estuvo acompañado de varios activistas y autoridades indígenas.
En dicho encuentro, Ontiveros denunció las amenazas, hostigamientos y asesinatos que había sufrido la comunidad por la defensa de su territorio, en especial por la deforestación desmedida del bosque con fines comerciales. Diez días después fue asesinado.
Rosalío Joel quedó a disposición de un juez de Control del Distrito Judicial Mina, con sede en Parral, en donde se le formularán los cargos
En entrevista con Raíchali, la activista explicó que detrás de los crímenes de activistas indígenas hay tres causas estructurales que deben atenderse a la par de las investigaciones.
La primera de ellas es romper la impunidad que prevalece en más de 90 por ciento de los casos, aunado a que los crímenes que se han logrado esclarecer obtienen una resolución parcial. En este caso, recordó que falta detener a un segundo posible implicado.
Aunado a ello, destacó que la presencia del crimen organizado en la zona serrana continúa, por lo que sus habitantes viven bajo un clima de violencia que los obliga a desplazarse.
Otro punto que debe abordarse, opinó, es prevenir y detener el despojo de bienes naturales de las comunidades, al ser uno de los principales detonantes de la violencia en la Sierra Tarahumara.
“Lo que es común es la presencia de grupos armados en sus territorios, esa sería una causa estructural y la otra es que se analicen y se resuelvan la causa que es el despojo de los territorios y bienes naturales”