Chihuahua

jueves 28 marzo, 2024
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    Incendio quema casa de familia ódami, en Guadalupe y Calvo

    El fuego alcanzó una pequeña parte del frente del cabello de Silvia Rivas, el pasado 12 de junio, cuando los incendios estaban incontrolables en la Sierra Tarahumara. Ella, su esposo Pascual Chaparro y sus seis hijos alcanzaron a salir y salvar su vida.

    De su casa, un cuarto de adobe y otros dos de madera, quedó nada, sólo láminas ahumadas y frágiles. Viven en la comunidad de San Cayetano, del seccional de Baborigame, municipio de Guadalupe y Calvo.

    La familia de la etnia ódami vivió en el monte por lo menos diez días, después del incendio. Han recorrido las oficinas del Ayuntamiento de Guadalupe y Calvo y del seccional, pero no les pueden ayudar de inmediato porque todos sus documentos se quemaron en el incendio. Apenas lograron conseguir unas cuantas cobijas y algo de despensa.

    A partir de esta semana, la presidencia seccional les ayudará a tramitar de nuevo los documentos básicos para que gestionen apoyo en el gobierno estatal. Tienen esperanza de volver a levantar su casa, a pesar de que los gobiernos están en período de transición, después de las elecciones del pasado 6 de junio.

    Evarista, Olegario, Elena, Eliceta, Cornelio y Rubén, han recorrido la sierra con sus papás en busca de ayuda, han serpenteado otros incendios y la lluvia de los últimos días. Por algunos momentos, les ha apoyado alguna familia. No lograron establecerse en otro lugar y decidieron regresar a donde estaba su casa. Levantaron las láminas “tiznadas” para resguardarse del clima y dormir en un lugar un poco más seguro, en espera de sus documentos y apoyo.

    ***

    Cerro del Águila



    Desde las diferentes comunidades del seccional de Baborigame, el bastión de la etnia ódami o tepehuana, se observa imponente el cerro del Águila. Ahí habitan miles de serpientes que cuidan el bosque y el cerro.

    Con dos años sin llover, los incendios provocados y por el crimen organizado para justificar la tala y los recientes incendios que cubrieron la Tarahumara en junio, los pobladores temían que las serpientes se fueran del cerro.

    La leyenda del cerro del Águila cuenta que hace muchos años los hombres atacaron a las serpientes y éstas huyeron. Los días siguientes no dejó de caer lluvia intensa hasta inundar la región.

    Las serpientes regresaron al cerro, pero temen que por la cantidad de incendios y del bosque destruido por la maldad humana, lo alcancen y las serpientes huyan de nuevo. El cerro quedaría desprotegido y con el riesgo de ser destruido por los hombres. La región se inundaría.

    Desde los diferentes puntos de aquella región localizada en el Triángulo Dorado de la Tarahumara, mestizos e indígenas dirigen su mirada hacia el cerro e imploran con rituales y rezos, que dejen de saquear el bosque, los cerros y la tierra de todas y de todos.


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