Chihuahua

viernes 19 abril, 2024

Educación indígena: 30 años de discurso en Chihuahua


Por: Raíchali

La pérdida de la identidad étnica y la extinción de dos de las cuatro lenguas maternas que hay en Chihuahua es el resultado de un sistema de educación indígena fallido que, a más de 30 años de su aplicación, se ha impartido en español y sin respetar la cosmovisión de los pueblos originarios.

El profesor rarámuri Rafael González, no duda al responder qué provocó la erosión lingüística: En Chihuahua, 75 por ciento de los maestros son monolingüe español, 15 por ciento conocen alguna lengua materna y 10 por ciento, la cifra más preocupante por su impacto social, son indígenas que ya no se reconocen en su etnia.

El principal problema, opinó, es que los programas educativos que les han impartido a los niños y niñas indígenas en las últimas tres décadas les ha impuesto creencias y un idioma completamente diferente al que conocieron en su núcleo familiar.

Junto al escritorio del profesor hay un mapa con cifras alarmantes de un censo del Inegi: en Chihuahua quedan 233 hablantes de pima, 605 de guarojío, 6 mil 797 de tepehuán y 72 mil 461 de rarámuri


“Aunque 10 por ciento de los maestros somos indígenas, no somos bilingües porque no hablamos bien el español, no hablamos bien nuestra lengua; ya perdimos nuestra identidad étnica y ya no somos de alguna raza. Así lo asimilo yo. Veo que entre los compañeros indígenas ya no nos reconocemos como pertenecientes a una cultura”

El maestro fue nombrado jefe del departamento de Educación Indígena, Migrante y Menonita en 2016, pero ha trabajado en esa área casi desde su creación.

El profeso Rafael lamentó que las lenguas guarojió y pima estén en riesgo de extinción, mientras que la tepehuán y la rarámuri están bajo amenaza


Más allá de esa experiencia, el profesor originario de Guachochi reconoce que la educación que él recibió fue completamente en español y que en la escuela no le enseñaron a respetar su cultura ni a valorar su lengua materna.


 “Fue por la forma de educación que tuvimos desde la niñez. En nuestra primera escuela que fue el preescolar o en la primaria, nunca nos inculcaron una lengua materna (…) Es muy triste. Como familia indígena nos enseñan nuestras propias raíces y cuando no nos toman en cuenta, viene una descontextualización drástica”

Al ser la realidad de miles de alumnos indígenas, relata, cuando asumió el cargo se comprometió a que la educación indígena pase del discurso a la realidad y que se respeten los lineamientos generales de operación. 

Pero el camino no ha sido fácil. El primer obstáculo que enfrentó fue la resistencia masiva del personal docente y administrativo para participar en una primera etapa de sensibilización sobre la educación indígena.

El primer y segundo año fueron los más difíciles. Aunque ahora hay más apertura, señala que falta mucho trabajo por hacer para concientizar al personal.

Un ejemplo del atraso que existe en la educación indígena se puede observar en la estructura del sistema, pues él es el primer maestro rarámuri en el estado que logra encabeza dicho departamento de Servicios Educativos del Estado de Chihuahua (SEECH).


Enseñar desde el corazón


Oselí kúshi benelíami niwala (libros para enseñar a los niños) dice la portada de los libros de primero y segundo grado 100 por ciento rarámuri que, junto con los materiales hechos en las lenguas pima, guarojío y tepehuano, llegaron este ciclo escolar a 7 mil 525 alumnos.

Confió en que este material es el primer paso hacia una educación comunitaria, pues, a diferencia de los que se utilizaban hace 25 años, los libros nuevos no son una traducción a la lengua materna, sino que “nacieron del corazón”.

“Hay una visión muy clara: fortalecer a las comunidades indígenas. Este material lo diseñamos desde la forma de pensar, de sentir y de ver la vida que tienen los pueblos indígenas para no perder la identidad étnica y, la forma precisa, la adecuada, es impartir la educación en su propia lengua”


En sus páginas se pueden observar historias e imágenes sobre las tradiciones y la cosmovisión de los pueblos originarios que sobreviven en Chihuahua, hasta los usos de la medicina tradicional, las danzas y deportes como el juego de bola.

Los libros en rarámuri tienen una peculiaridad. Por las variantes entre la alta y baja tarahumara se planteó hacer dos versiones de cada material para respetar el dialecto de cada zona.


Al momento, se tienen impresos materiales de primero y según grado en las aulas, tercero y cuarto diseñados y a punto de introducirse a las escuelas, mientras que los de quinto y sexto están en proceso de aprobación por la Secretaría de Educación Pública (SEP). 

La meta para el ciclo escolar 2019-2020, es que las 545 primarias que existen en el estado de educación indígena impartan los seis grados en lengua materna y el reto es que los alumnos sean bilingües para que puedan continuar con sus estudios.

El departamento de Educación Indígena, Menonita y Migrante, invirtió cerca de un millón y medio de pesos en logística para realizar los libros. El resto de la inversión lo proporcionó la SEP

Los materiales están diseñados para que los niños y niñas dominen el bilingüismo tanto en lengua indígena como en español, sin que ninguno de los idiomas esté por encima del otro.

Lograr ese perfil de egreso, expresó, dependerá de la forma en que cada maestro imparta su clase, por lo que continuarán con la capacitación y sensibilización del personal docente.

Pese a que el departamento que dirige sólo le corresponde el nivel básico, cuentan con personal docente que apoya en las 15 Casas de Estudiante Indígena que alberga a jóvenes de secundaria y preparatoria.

Actualmente, la matrícula de nivel medio superior es de 886 estudiantes. Por cada Casa, cuentan con dos maestros que les dan asesoría en sus deberes escolares para apoyar en su formación y, con ello, evitar la deserción.

“Se piensa que hay debilidad en los egresados porque desgraciadamente no se ha pensado en los otros niveles que ya no está en nuestro ámbito, nosotros sólo operamos las primarias, pero este material ayuda a que los niños y niñas asimilen el aprendizaje en su lengua materna, el perfil de egreso nos dice que no tendrá problema en secundaria”


Aunque de manera interna se han hecho modificaciones, González asegura que el proceso debe ir acompañado de las escuelas de docencia para que los futuros maestros conozcan y tengan la capacidad de enseñar adecuadamente a sus alumnos cuando los asignen a escuelas rurales y serranas.

Para ello tienen en puerta un proyecto para que dentro de la formación docente se impartan clases sobre lengua materna y educación indígena. A la par, destacó que ya ofrecen becas para que las jóvenes que quieran ser maestras y manejen su lengua materna, pueda estudiar en la Normal Rural de Saucillo.

“Vamos avanzando fuerte porque se necesita una transformación total. Los materiales es un logro histórico, pero es preocupante ver cómo dos grupos étnicos, el guarojío y el pima, están ya en proceso de extinción”

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