Chihuahua

sábado 20 abril, 2024

“Acampan” migrantes en puente de Ciudad Juárez, esperan asilo de EU

 

Por: Rocío Gallegos
La Verdad

Ciudad Juárez.– La mirada de Juan Hernández se pierde hacia el norte. Se encuentra a casi 3 mil kilómetros de su tierra en Guatemala y a unos 10 pasos de donde termina el límite de México y comienza Estados Unidos, en la joroba del puente internacional Paso Norte en la frontera entre Ciudad Juárez, Chihuahua y El Paso, Texas, sobre el Río Bravo.

“Ya casi llegamos”, afirma el hombre mientras trata de detener a su hija Mercedes, de 6 años, que forcejea para bajarse de los brazos de su padre.

Él es parte de un grupo de 58 migrantes, en su mayoría guatemaltecos y cubanos, que anoche permanecía instalado justo en el límite entre México y Estados Unidos, en el carril peatonal de uno de los cinco cruces fronterizos que operan en esta comunidad. Entre fronterizos que cruzan caminando permanecen a la espera de que el gobierno estadounidense les abra sus puertas. La mayoría dice que solicita asilo, dicen autoridades de ambos países.

Son hombres, mujeres y niños que pernoctan ahí, al aire libre, sobre cobijas y montones de ropa, recargados a una de las paredes del puente para no obstruir por completo el paso de peatones. Juan dice que llegó a este lugar el sábado, aunque agentes mexicanos aseguran que los migrantes comenzaron a concentrarse ahí desde el jueves 25 de octubre, los primeros de ellos ya cruzaron en tres grupos entre el sábado y el domingo, pero su lugar fue ocupado por otros migrantes que se sumaron a la espera en el puente.

Rodolfo Rubio Salas, investigador en el Colegio Chihuahua (Colech) y estudioso de movimientos de migrantes, comenta que, aunque Ciudad Juárez siempre ha sido plaza de paso para personas provenientes de otros países, este fenómeno de que permanezcan apostados en el puente internacional en espera de ingresar a Estados Unidos es un suceso nuevo en esta frontera.

En eso coinciden agentes del Grupo Beta, del Instituto Nacional de Migración (INM) consultados por La Verdad. “Esto es inédito”, afirma uno de los elementos mientras entrega folletos con información y alimentos a niños que esperan cruzar hacia Estados Unidos acompañados de sus padres.

Hay un antecedente en el país, asegura Rubio, cuando llegaron los haitianos a Tijuana hace más de dos años. En aquel entonces las autoridades de Estados Unidos les dijeron que no podían gestionar todas sus solicitudes de ingreso al mismo tiempo, por lo que iban a tener que esperar y muchos aún permanecen ahí.

Este panorama se observa en la ciudad mientras la caravana migrante que salió el Honduras el pasado 13 de octubre, y que fue creciendo en su paso por El Salvador y Guatemala, avanza por Oaxaca hacia la frontera norte y una segunda caminata de centroamericanos está detenida en la frontera entre Guatemala y México.

Esta situación en el flujo migratorio centroamericano desató que el gobierno de Estados Unidos activara cierres escalonados en el puente internacional Paso del Norte con agentes fuertemente armados vigilados por aire, desde helicópteros. Lo hicieron el domingo y ayer lunes provocando sorpresa, enojo y temor entre los fronterizos por el despliegue de elementos.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) dio a conocer que se trata de ejercicio para evaluar la capacidad de sus instalaciones ante el avance de caravana que migra desde Centroamérica.

A su vez, el Fideicomiso de Puentes Fronterizos de Chihuahua alertó a los usuarios de los cruces que la autoridad estadounidense emitió un aviso de cierres aleatorios en los puentes internacionales sin previo aviso, “actualmente se concentran en el Puente Paso del Norte, sin embargo, pueden ocurrir en cualquier puente, les pedimos su colaboración y paciencia, estén pendientes de más información”.

Tras una gira por Chiapas, Edgar Ramírez, Agregado del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en la Embajada de Estados Unidos en el país, dio a conocer que explicó a los migrantes que sólo la autoridad estadounidense les puede decir con certeza si podrán entrar o no.

Dijo que les advirtió que entrar de forma irregular es riesgoso e ilegal, y puede llevar a un proceso penal; en una garita el proceso es administrativo hay que tener en cuenta que eso puede tomar hasta un mes, como ha sucedido en Tijuana.

A Alexis, un migrante cubano, le tocó presenciar el operativo de agentes estadounidenses realizado ayer, pero no lo movió del lugar. Ahí permanece junto a otros 14 ciudadanos procedentes de Cuba.

“Estoy más cerca que nunca de llegar a Estados Unidos”, dice el hombre instalándose para dormir, a unos pasos de donde se encuentra la barra de cemento que estable el límite entre México y Estados Unidos. Hasta ahí los agentes migratorios estadounidenses extendieron su presencia para revisar documentos a los fronterizos que ingresan a su país.

Dice que quiere llegar hasta Houston, Texas, donde vive un primo. Lleva más de 10 meses de viaje desde que salió de su país el pasado 13 de enero y ha cruzado varios países: primero llegó a la isla Anguila y de ahí siguió a Brasil, Uruguay, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México, a este último ingreso por Chiapas.

El hombre dice que ha gastado casi 5 mil dólares, que juntó con ahorros y pagos por trabajos que realizó en los países por los que ha cruzado.

Comenta que al llegar aquí los agentes estadounidenses les han dicho que no tienen capacidad para atenderlos a todos, que hay que esperar y “eso hacemos”.

Lo mismo hace Juan Hernández, el hombre dice que hace 15 días salió de su tierra en Huehuetenango, Guatemala y el sábado ya estaba en Ciudad Juárez.

Viene con cinco hombres, pero asegura que se encontraron en el camino, no quiere dar detalles de cómo llegaron hasta acá, aunque dice pagó 4 mil 500 quetzales (casi 600 dólares).

Cuando se le pregunta a quién le pagó y como llegó, encoje sus hombros y sólo responde que viajó en autobús.

“Allá no hay nada, no hay trabajo”, afirma el hombre que tiene desde el sábado esperando ingresar a Estados Unidos para solicitar asilo. Dice que en Florida vive uno de sus hermanos y lo está esperando.

Aunque asegura que no se conocen entre sí y que no viajan juntos, la mayoría de los migrantes apostados en el puente proceden de Guatemala, la mayoría de Huehuetenango y muchos de ellos batallan para entender el español, se comunican en acateco, idioma maya.

Los agentes migratorios mexicanos aseguran que muchos no saben leer ni escribir.

Entre ellos está Domingo Asigcaal, un hombre de Caserío de la aldea Huixoc, del municipio de Huehuetenango, él dice que salió de su tierra el pasado 20 de septiembre. Es agricultor.

Le llevó casi un mes llegar a esta frontera. Menciona que ingresó por Chiapas y llegó a Sonora, pero que allá le dijeron que era más fácil cruzar por Ciudad Juárez, por eso viajó hasta acá.

Asegura que se ha costeado su viaje y el de su hija, de 15 años, con trabajos de dos o tres días en las zonas por donde viaja o con dinero que la gente le regala.

“Dios sabrá hasta dónde nos deja llegar”, dice el hombre que se encuentra al inicio de la fila de migrantes apostados en el puente, hasta donde llegan integrantes de comunidades religiosas y asociaciones civiles a compartirles alimento y ropa.

Cerca de las 20 horas de ayer, residentes del Segundo Barrio en El Paso, Texas cruzaron a Ciudad Juárez para compartir con los migrantes, llegaron cargados con pan, jamón, galones de leche, bolsas con ropa y pañales.

“Traemos lo que podemos, porque están aquí por días”, dice Juan un menor que llegó con el grupo de residentes paseños.

Otros de los que están ahí con los migrantes son paramédicos de la Cruz Roja, que otorga asistencia médica; integrantes de la agrupación S.O.S. Colectivo Caravana, con asistencia psicológica, y diferentes grupos religiosos, que llegan de manera aleatoria con apoyo espiritual.

Esta ayuda la ofrecen frente a los agentes de Estados Unidos que extendieron su presencia justo a la joroba del puente, para desde ahí detener a los fronterizos y pedir que muestren sus papeles antes de dejarlos cruzar a su territorio.

Rodolfo Rubio, investigador del Colech, dice que también es una situación inédita que elementos estadounidenses estén apostados en ese lugar para asegurase que no van a dejar entrar a nadie a su país.

“Otra hipótesis es que lo hacen porque creen que van a llegar turbas de personas, que van a invadir los espacios y se van a meter y tratar de hacer algo, no creo que vaya a suceder”, afirma el estudioso de fenómenos migratorios.

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